La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenia manos pero no tenia a quien tocar. Tenia boca, pero no tenia con quien hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna. Entonces, el deseo disparo su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos. Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse.
Este el último libro que hemos leído en el club de lectura de La Codosera. Os invito a visitar nuestro blog, donde podréis descubrir otras lecturas interesantes y nuestra reflexiones sobre los mismos.
http://lecturacodosera.blogspot.com/
cuanta verdad en esas palabras...y cuanta vida...
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